La Depresión

La depresión se ha definido como el «resfriado común de la psicopatología» (Tan y Ortberg, 1995). Se ha definido también como «un estado anómalo caracterizado por sentimientos exagerados de tristeza, melancolía, abatimiento, inutilidad, vacío y desesperanza que son inapropiados y desproporcionados con respecto a la realidad». Hasta el 25% de las mujeres y el 17% de los varones en los países occidentales admite haber sufrido depresión en algún momento, si bien es menos probable que lo admitan los segundos

Los que han padecido un episodio de depresión tienen un 50% de probabilidades de padecer un segundo episodio si no reciben tratamiento (un 15% si se tratan); dos episodios conllevan un 70% de posibilidades de una recaída y con tres episodios las posibilidades de recaída son del 100%

Aunque pueda parecer una emoción inútil, McGuire (1997) sugería que la depresión desempeña probablemente una función evolutiva a modo de respuesta adaptativa respecto a la pérdida de estado o de la posición social que se ostenta dentro de una comunidad. La depresión reduce los conflictos y permite que el grupo social se ponga en contacto con la persona afectada y la ayude para de este modo intentar mantener la cohesión social dentro del grupo

Según McGuire esto se observa en muchas colonias de primates después de una hazaña con éxito del
macho alfa, donde los valores de serotonina reflejan el estado de dicho macho alfa. En un experimento interesante en colonias de primates (monos macacos), cuando se apartaba al macho alfa de la colonia, que antes de apartarlo presentaba niveles de serotonina altos, posteriormente presentaba valores de serotonina más bajos y únicamente volvía a recuperar los niveles altos cuando se reintegraba a su situación de macho alfa en el grupo de primates.

Depresión y Salud

Aunque la depresión tiene sus propias secuelas patológicas, incluido el suicidio (cerca del 10% de los pacientes deprimidos intentará suicidarse; Kessler y Bromet, 2013), también se asocia a una amplia gama de problemas metabólicos (Kessler et al., 2005). La depresión puede preceder o aparecer después de una cardiopatía, la diabetes de tipo 2 (DMT2) y posiblemente otras enfermedades crónicas, lo que sugiere una base sólida para el cribado y el tratamiento de la depresión en los pacientes con una afección reciente. Actualmente se realiza un cribado para la depresión de forma rutinaria en la enfermedad cardiovascular
previa y tratada (Dickens, 2015).

El riesgo de otro infarto tras un episodio de infarto de miocardio puede multiplicarse por cuatro por la depresión. Las molestias somáticas también son mayores en los individuos deprimidos. En un estudio de casi 17.000 pacientes en Washington, los síntomas somáticos de cuatro enfermedades médicas frecuentes (diabetes, neumopatía, cardiopatía, artritis) se asociaban a la depresión y a la ansiedad casi con la misma fuerza que las medidas fisiológicas objetivas (Katon et al., 2007). La mejoría en la repercusión de la depresión se asociaba a una disminución de los síntomas somáticos sin que mejorasen los parámetros fisiológicos.

Factores de Riesgo

Los signos de importancia que hay que investigar al realizar un cribado de la depresión son los antecedentes familiares y los episodios previos. Algunas enfermedades crónicas, como ictus, enfermedad de Parkinson, demencia, cánceres y cardiopatías, así como acontecimientos vitales adversos en las personas susceptibles, son factores de riesgo para desarrollar depresión. También corren riesgo algunas personalidades, como aquellas menos fuertes o resistentes, o los pesimistas.

Entre los factores de riesgo de depresión prenatal están los antecedentes de depresión, la falta de pareja, las dificultades conyugales, la falta de apoyo social, la pobreza, la violencia familiar, un estrés vital aumentado, las adicciones, los antecedentes de abortos previos, los embarazos no planificados, la ambivalencia hacia el embarazo y la ansiedad acerca del feto (Bowen y Muhajarine, 2006). Hoy en día está claro que la depresión tiene un componente biológico y otro psicológico, que afectan a las conexiones y a los transmisores nerviosos en diferentes partes del cerebro.